Carta a... ¿A quien? Al primer mundo supongo...
Ya ha pasado la Navidad.
Tengo mis dudas acerca de estas fechas, no sé si debería escribirla con mayúsculas o con minúsculas porque tengo dudas...
Ahora mismo me encuentro en uno de esos momentos en los que se te acumulan mil ideas en la cabeza y no sabes qué hacer. Yo he decidido entregarme a la escritura.
Verán. Vivo en el Primer Mundo, en Valencia (España). En una familia que no pasa apuros económicos para llegar a finales de mes (aunque, gracias a Dios, el hecho de tener limitaciones nos ayuda a valorar lo que tenemos). Paseando por la calle siempre suelo estar mirando a todas partes, los coches que hay aparcados, la gente...Hace unas semanas vi por la calle un Mercedes CLS, un cochazo que me embobó. Lo miré con los ojos casi desorbitados, desde los faros delanteros hasta los cuatro tubos de escape de que disponía, pasando por el interior y los asientos de cuero. Nada mas terminó de pasar el coche y desapareció de mi campo de visión fijé la vista en mi camino para evitar tropezarme. Me dio un vuelco el corazón al descubrir cuatro hombres (posiblemente inmigrantes) durmiendo entre cartones en unos bancos del parque mientras niños de entre 8 y 12 años jugaban placidamente a fútbol. Los mismos niños que quedan insensibilizados a la pobreza de su ciudad, los mismos niños que de aquí a unos años agredirán a estos marginados mientras graban sus hazañas en sus móviles de última generación que les trajeron los reyes para presumir después con otros amigos:
“mira esa patada es mía”,
los mismos niños que heredarán este Primer Mundo y que me hacen pensar en la Navidad.
Vivo en un Primer Mundo donde todo está determinado de principio a fin según tu nacimiento. De aquí a 30 años, algunos de estos niños conducirán su Mercedes CLS y otros, si tienen suerte, permanecerán en el parque con la única compañía del frió invernal, la inmundicia y las burlas e indiferencias de sus conciudadanos. Mientras, otros de estos niños que antaño jugaban a futbol seran politicos, empresarios y demas que permitiran que esto sea asi.
Vivo en un país que se declara laico y aconfesional (según tengo entendido) pero cuyo calendario está forjado según el cristianismo. La Navidad ha dejado de ser una época de paz, amor, reunión con la familia... La Navidad se ha convertido en la navidad, en un tiempo de consumismo obligatorio, en unas fechas en las que estamos controlados y somos presas de la publicidad. NO NECESITABA NADA PARA REYES!!! Nada que pudiera encontrarse en tiendas...(como ya expliqué). Si mi felicidad dependiera de los regalos, este habria sido mi año mas feliz, ya que tan solo he recibido unos auriculares, una colonia y un cargador de pilas (sin contar el aguinaldo, jeje)
Vivo en un Primer Mundo que declara y aprueba unos Derechos Humanos (también tengo dudas con estos derechos sobre las mayúsculas y las minúsculas) que se suponen universales, inalienables ,etc. y en nombre de los cuales entra en otro país para acabar con una facción terrorista e instaurar la democracia. Este es el Primer Mundo que tolera y garantiza que se ejecute a Sadam Husein “conforme a las leyes internacionales”. Un Primer Mundo que mira hacia otro lado cuando se le necesita. Un Primer Mundo lleno de hipocresía, tan vacío que me dan ganas de llorar hasta mientras duermo. Un primer mundo que “los tiene cuadraos”.
Un mundo que me llena la cabeza de dudas y tristezas. Un primer mundo sentenciado a vivir muerto en vida (con permiso de ITOCUAZ) y que, gobernado por el nihilismo, se dirige a su autodestruccion (gracias NIETZSCHE).
...un primer mundo falso y vacio, en constante navidad.